El placer negado

El placer negado

Texto: Constanza Terranova. 
Corrección de estilo y edición: Iraís Bermejo y Mariana Guillén
Tiempo de lectura: 3 minutos. 

 

A las mujeres o a las personas con vulva, desde el inicio de los tiempos, nos han negado nuestra conexión con el placer. La sexualidad “femenina” se redujo a la mera reproducción y esto tiene sentido, pues condenar a la mitad de la población a la desconexión absoluta con el goce y al olvido del enorme poder que tiene el placer, es una táctica de dominación sistemática, de subyugación patriarcal y de ideologías conservadoras y moralinas.

Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, lejos de ser una celebración solemne “a la criatura más linda de Dios”, desde La Eroteca alzamos la voz por un derecho olvidado, ese casi marginal y relegado “para después de lo urgente”: el derecho al placer. 

Este reclamo se entrelaza con la consciencia de ser parte de un movimiento más grande, que desde siempre lucha por aquellas que ya no están, por las que han sido silenciadas y excluídas del (cis)-tema heteronormativo. Con el resurgimiento enérgico de los movimientos feministas y cuir latinoamericanos, decoloniales, antirracistas, transincluyentes y anticapitalistas, levantamos nuestra voz a favor del derecho al placer y en contra del genocidio de lo erótico.

No, no y no 

La negación al placer de las mujeres no se limita al ámbito sexual. No tocarse “ahí” es una prohibición, pero también no hablar demasiado, o no repetir plato de comida, son algunas de las miles de negaciones al placer con las que crecemos -sí, en presente-. Restricciones puntuales que nos desconectan y que mutilan una parte esencial de nuestro ser. 

Por otro lado, la ausencia del placer y la brecha del orgasmo, es algo enteramente reservado para la vida privada y de lo que casi no se habla, es mucho más difícil de identificar que la desigualdad salarial, la injusticia social y la vulnerabilidad que experimentamos por el simple hecho de ser mujeres. Esta realidad se vive en la privacidad de nuestros cuerpos, fuera de la discusión pública, política y de los programas de televisión.

La sexualidad femenina ha sido históricamente reservada para fines reproductivos, pero hoy en día sabemos que el placer femenino fue deliberadamente ignorado y borrado de la historia, a diferencia del deseo sexual masculino que casi siempre se presenta como "insaciable".

La sexualidad, siendo un tema central para la humanidad, está profundamente atravesada por relaciones de poder. Desde la medieval "prueba de la virginidad" hasta la actual "prueba del amor", que consiste en tener relaciones sexuales sin protección. Desafortunadamente, varias dinámicas de poder y dominación vinculadas a la sexualidad femenina persisten:

  • La maternidad es obligatoria-sagrada, y cualquiera que decida no maternar era -es- estigmatizadx.
  • La  homosexualidad femenina continua siendo patologizada y demonizada.
  • El desconocimiento médico y científico sobre nuestra anatomía y placer persiste, desde el "descubrimiento" del clítoris en el siglo XVI hasta la falta de comprensión de enfermedades como la endometriosis.

Coito-centrismo y culpa

Para reflexionar sobre las dinámicas de poder en torno a la sexualidad y la negación del placer es importante abordar los temas de la culpa moral y religiosa, así como del binarismo escéptico. Estos discursos, antes religiosos y naturalistas y ahora positivistas y científicos, han contribuido al ejercicio de poder en el mundo que posiciona a la genitalidad masculina como el epicentro y utiliza la culpa como su fundamento.

De aquí que el concepto de placer esté asociado en nuestro imaginario colectivo  casi exclusivamente a los órganos sexuales reproductivos y se reduzca la experiencia erótica-afectiva a la satisfacción poscoital heterosexual. Además, esta concepción ha provocado que la culpa sea inherente del goce, a través de la masturbación.

Un ejercicio revelador para entender cómo funciona esta culpa en relación al placer es preguntarnos: 

¿Cómo fue la primera vez que experimenté placer? 

A través de encuestas en nuestras redes sociales de @laeroteca, les realizamos esta misma pregunta y descubrimos respuestas muy diversas e interesantes.

Algunas personas lo experimentaron durante la infancia y adolescencia, cuando había menos restricciones morales en la exploración erótica y sexual: “desde morrita, yo solita en el baño”, “Cuando no sabía que estaba mal visto sentir placer por mi misma”. Otras, al abandonar los mandatos religiosos: “Lo experimenté por primera vez cuando dejé de confesarme con un sacerdote por masturbarme”. 

Una gran mayoría descubrió el placer en la adultez, a través de la experiencia y la deconstrucción, rompiendo creencias y desafiando la desinformación: “Lo experimenté apenas con tu curso de dominatrix, tarde pero más vale tarde que nunca”, “Desafortunadamente como a los 25 - 28 años. Tantas creencias y mala información!”, “Como a los 34 años, gracias a un montón de de-construcción feminista”. 

Reconocemos que acceder al placer no es un camino sencillo porque implica repensar un montón de reglas y creencias, ampliar y atreverse a experimentar más allá de la genitalidad y el coitocentrismo. Pero, la buena noticia es que existen comunidades como CASA EROTECA, donde podemos explorar, aprender y reflexionar sobre nuestro placer y sexualidades de una forma más empática, consensuada y tratando de alejarnos de la heteronorma.

Violencias y genocidio de lo erótico

Social y estructuralmente las mujeres han sido medios para servir a otrxs, afirma Ninfa Pacheco*. “Nuestro cuerpo ha sido para otros” y lo ejemplifica con la brutalidad del colonialismo, los agravios cometidos hacia las identidades femeninas durante La Conquista. Algo que puede sentirse lejano, pero que aún persiste en distintas partes del mundo. 

Ya lo dijo Rita Segato** con una precisión angustiante: “El cuerpo de las mujeres, qua territorio, acompañó el destino de las conquistas y anexiones de las comarcas enemigas, inseminadas por la violación de los ejércitos de ocupación”. 

El genocidio que se está ejecutando actualmente en Gaza, revela una guerra sexual contra mujeres e infancias, que son el 70% de la población palestina, dichas violencias son utilzadas como tácticas de sometimiento y dominación por parte de los impunes ejércitos israelís, reafirmando que las mujeres somos consideradas, aún en el siglo XXI, meros territorios, objetos o cosas.  Incluso pertenecer a la fuerza genocida no ha garantizado la integridad de las mujeres, como el terrible caso que informó France 24, de las 1500 mujeres israelíes que han sufrido violencia sexual y que ha sido revelado recientemente en redes sociales.

Lamentablemente, no hace falta cruzar el continente para hablar de altos índices de violencia de género, en México las mujeres experimentamos todo tipo de acoso, violencias, abusos y existe una cifra alarmante de feminicidios y desapariciones de mujeres y personas trans. Siendo estas las condiciones materiales y el contexto de vida que experimentamos, entendemos porque el placer sigue relegado al final de una larga lista de urgencias

Reapropiación colectiva del placer 

La reapropiación colectiva del placer es esencial porque no todas las personas tienen el espacio para la deconstrucción, la reflexión y la autoexploración, ya que están comprometidas en asegurar su integridad y supervivencia. 

En este sentido, es importante que la labor de reparación, reapropiación y resignificación del placer  se haga en comunidad, con perspectiva de género, desde un enfoque decolonial, disidente, anticapitalista, y sobre todo, con paciencia y generosidad.

Este 8 de marzo (y todo el año) te invitamos a ejercer tus derechos sexuales y reproductivos, desde el goce, sin culpas y sabiendo que es completamente normal y recomendable tener una vida erótica, sexual y afectiva libre de violencias, desde el consentimiento y siempre placentera.

 

*Ninfa Pacheco es una escritora de ascendencia chatina y afro, autora del libro “El clítoris alumbra la piel brillante de la vulva”. 

**Rita Segato es una escritora, atropóloga y activista feminista argentina residente en Brasil que investiga sobre los feminismos decoloniales, el racismo y la violencia contra las mujeres, entre otros ha escrito el libro “La Guerra contra las mujeres”. 

Fuentes: 

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